Los Pumas arriban a la final de la Liga de Campeones de la Concacaf con la misión de conseguir un título que les ha sido esquivo en sus últimas participaciones.
A pesar de ello, la escuadra de la UNAM se mantiene como una de las máximas ganadoras de esta competencia, junto al América, Cruz Azul, Monterrey, Pachuca y Saprissa.
El conjunto universitario ganó este torneo internacional de clubes, conocido entonces como la Copa de Clubes Campeones y Subcampeones de la Concacaf, en sus ediciones de 1980, 1982 y 1989, aunque debe mencionarse que, por un retraso en sus calendarios, el primero y el tercero de ellos fueron conseguidos al año siguiente (es decir, en 1981 y 1990, respectivamente).
Desde entonces, en seis ocasiones más los Pumas jugaron esta competencia (rebautizada como Liga de Campeones en 2008) y solamente en una de ellas pudieron acceder a la final, pero sin conseguir coronarse (2005, contra Saprissa).
En el camino se presentaron duelos llenos de dramatismo y emoción, aunque siempre lograron avanzar con justicia plena y el reconocimiento general. En los octavos de final, dejaron fuera al equipo costarricense Saprissa con un resultado global de 6-3; después de un empate a dos en San José, lograron imponerse de forma contundente en la vuelta al son de 4 goles por 1.
En los cuartos de final, el rival fue el Revolution de Nueva Inglaterra y la situación se complicó de tal manera que todo se tuvo que definir en la última instancia, como lo son los tiros penales. Después de un difícil compromiso en el estadio de Foxborough, disputado bajo una nevada, los felinos regresaron a México con un marcador adverso de 3-0. Pero en CU consiguieron la remontada y, después de ganar por el mismo resultado en el tiempo regular, se alzaron vencedores en los tiros penales por 4 a 3.
En las semifinales se vieron las caras con el Cruz Azul, curiosamente el equipo con el que más veces se han medido en competencias de la Concacaf. En la ida, a pesar de mostrarse superiores en el desarrollo de las acciones, se llevaron un triunfo por 2-1, que parecía corto de acuerdo con su actuación en el terreno de juego. Pero en el segundo juego, se plantaron con personalidad en el Estadio Azteca y frustraron los intentos ofensivos de sus adversarios, para conseguir una igualada a cero y con ello su clasificación a la final por primera vez en 17 años.
Ha sido fundamental el peso ofensivo con el que ha cargado el atacante Juan Dinenno. De los once goles con los que cuentan los Pumas, siete han sido marcados por él, con lo que está a las puertas de un título de goleo individual (su más cercano perseguidor, Valentín Castellanos de New York City FC, que suma cuatro, ya está eliminado).
Previamente, solo Jorge Campos alcanzó el título de mejor anotador para los Pumas, cuando en la edición de 1989 anotó en siete ocasiones y contribuyó al campeonato que quedó en manos de los universitarios, frente a Pinar del Río, de Cuba. Cabe aclarar que los ocho partidos que Campos disputó en ese certamen fueron como delantero.
En total, son siete los jugadores que han tenido participación en los seis partidos previos de la competencia: los defensas Alan Mozo y Arturo Ortiz, los mediocampistas Leonel López e Higor Meritao, así como los ofensivos Washington Corozo, José Rogério y Juan Dinenno.
La confrontación entre los Pumas y Seattle Sounders es inédita en competencias de carácter oficial.
Aunque ya hay dos antecedentes de duelos amistosos de los Pumas contra una versión anterior de los Sounders (antecesora del actual equipo, que se unió a la Major League Soccer en 2009): el 8 de junio de 1994 se impusieron por 1-0 con gol de penalti de Jorge Santillana, en el Selah High Football Stadium (en Yakima, Washington), y cayeron tres días después en el Tacoma Dome por marcador de 2-1. Alejandro Pérez fue el anotador de los felinos.
No es el único vínculo histórico entre ambas instituciones, ya que un destacado jugador, Gonzalo Pineda, concluyó su carrera como futbolista en Sounders, después de haberla iniciado en la escuadra de la UNAM, como canterano auriazul. Aunque actualmente es el director técnico de Atlanta United, en la MLS, Gonzalo fue auxiliar técnico del actual estratega del equipo de Seattle, Brian Schmetzer, de 2017 a 2021.
Los enfrentamientos entre equipos mexicanos en instancias decisivas de la Liga de Campeones de Concacaf se ha vuelto más frecuentes en épocas recientes. Desde 2011, esta es la quinta vez que se miden planteles de las dos principales ligas de América del Norte en la final y siempre se impusieron los mexicanos: Monterrey a Real Salt Lake en 2011, América a Montreal Impact en 2015, Guadalajara a Toronto en 2018 y Tigres a Los Ángeles FC en 2020.
La única vez que un cuadro estadounidense derrotó a un mexicano fue en la final de 1998, cuando la etapa principal de la competencia -a partir de los cuartos de final- se desarrolló en menos de una semana y en una sola sede (Washington, D.C.). La escuadra local, D.C. United, venció 1-0 al Toluca, en partido único.
Los duelos de los Pumas con equipos de los Estados Unidos en torneos de la Concacaf siempre los han favorecido: 2-2 y 5-1 al San Francisco Greek-American en 1989, 1-1 y 5-0 al D.C. United en 2005, 4-4 y 3-1 a Houston Dynamo en 2008, 0-1 y 2-0 al FC Dallas en 2011, 0-3 y 3-0 (4-3 en penales) frente al Revolution de Nueva Inglaterra en 2022.
Sin embargo, los buenos antecedentes no deben ser motivo para que los integrantes del conjunto dirigido por Andrés Lillini se confíen. De los 16 equipos que se clasificaron a esta edición de la Liga de Campeones de la Concacaf, Seattle es el único que se mantiene invicto, con 3 triunfos y 3 empates, números que le permitieron asegurar la definición del título en su propio terreno.
Por su parte, los Pumas solamente cayeron una vez, en su visita al Revolution, por lo que los números ratifican que han llegado a esta confrontación los dos mejores escuadrones de este torneo.
Si bien, los Pumas perdieron en sus dos últimos juegos del torneo local, frente al Atlético de San Luis y Guadalajara, sus rivales pasan por la misma circunstancia: cayeron 1-0 frente al Inter de Miami y 4-3 ante San José Earthquakes. Por ello, no se deberían mezclar las expectativas de ambos en sus otras competencias a la hora de encarar estos compromisos.